Cómo lavar tu peluca oncológica en casa

Cómo lavar tu peluca oncológica es una de las preguntas más frecuentes que se hacen las personas que, debido a un tratamiento médico como la quimioterapia, han optado por utilizar este recurso estético y emocional. Las pelucas oncológicas no son simplemente un accesorio: forman parte de un proceso íntimo, de recuperación, de autoestima. Y como tal, requieren un cuidado especial, sobre todo cuando se lavan en casa.

Aunque algunas están confeccionadas con cabello natural y otras con fibras sintéticas de alta calidad, todas tienen algo en común: son delicadas, sensibles y necesitan rutinas suaves y específicas para mantenerse en perfecto estado. En esta guía aprenderás paso a paso cómo lavar tu peluca oncológica en casa de forma sencilla y segura, sin poner en riesgo su forma, textura o durabilidad.

¿Por qué es importante cuidar bien una peluca oncológica?

Las pelucas oncológicas están diseñadas especialmente para personas que han perdido el cabello debido a tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia. Por este motivo, su estructura es diferente a la de otras pelucas: están pensadas para adaptarse cómodamente a un cuero cabelludo sensible, muchas veces irritado o sin protección capilar.

Este tipo de pelucas, que pueden ser de cabello humano o fibras sintéticas especiales, están confeccionadas para imitar el movimiento y la textura del pelo natural. Pero también son más frágiles, sobre todo si se usan a diario. Un mal lavado o productos inadecuados pueden arruinar su forma, provocar enredos irreparables o disminuir su duración. Por eso, es fundamental aprender correctamente cómo lavar tu peluca oncológica.

Cómo lavar tu peluca oncológica en 10 pasos

Te presentamos a continuación una guía completa, paso a paso, para que puedas limpiar tu peluca oncológica en casa de manera efectiva, sin dañarla y manteniéndola en perfectas condiciones.

1. Desenreda cuidadosamente

Antes de mojarla, utiliza un peine de púas anchas o un cepillo especial para pelucas. Comienza desde las puntas y ve subiendo hacia la raíz. Hazlo con suavidad para evitar romper los cabellos o dañar la base interna.

Lavar peluca

2. Prepara un baño con agua fría y champú específico

Llena un recipiente amplio con agua fría (nunca caliente) y añade un poco de champú específico para pelucas oncológicas. Estos productos están libres de sulfatos y alcohol, y contienen ingredientes nutritivos que no resecan el cabello ni dañan la base.

3. Lava sin frotar ni restregar

Sumerge la peluca en el agua y muévela suavemente en movimientos circulares. No frotes ni estrujes. Este paso es clave para retirar el polvo, la grasa o restos de maquillaje sin alterar la forma de la peluca.

4. Déjala en remojo

Déjala en el agua con champú durante unos cinco minutos. Así el producto podrá actuar y limpiar en profundidad sin necesidad de manipular la peluca de forma agresiva.

5. Enjuaga con agua fría

Retira la peluca del recipiente y aclárala con abundante agua fría. Hazlo suavemente, preferiblemente bajo el grifo, hasta eliminar todo el champú.

6. Aplica un acondicionador adecuado

Utiliza un acondicionador formulado especialmente para pelucas oncológicas o cabello tratado. Distribúyelo con cuidado y déjalo actuar unos minutos. Después, enjuágalo con agua fría.

7. Escurre sin retorcer

Elimina el exceso de agua presionando suavemente con las manos. Nunca retuerzas la peluca. Colócala entre dos toallas y presiónala para que estas absorban la humedad.

8. Déjala secar al aire

Pon la peluca sobre un soporte o cabeza de maniquí para que conserve su forma. Déjala secar al aire en un lugar fresco, lejos de la luz solar directa y sin aplicar calor con secador.

9. No la cepilles mojada

Cepillar la peluca mientras está húmeda puede dañar el cabello o romper la base. Espera siempre a que esté completamente seca antes de peinarla.

10. Péinala con mimo una vez seca

Cuando ya esté seca, utiliza el mismo peine de púas anchas o cepillo especial para pelucas. Comienza desde las puntas y sube hacia arriba con suavidad.

 

¿Cada cuánto lavar una peluca oncológica?

La frecuencia dependerá del uso que le des, pero lo habitual es lavarla cada 10 a 15 días si se utiliza a diario. Si sudas mucho, vives en climas cálidos o usas productos cosméticos como fijadores, es posible que necesites lavarla con más frecuencia.

Por el contrario, si solo usas la peluca ocasionalmente, podrías espaciar los lavados a cada tres semanas. En cualquier caso, lo importante es no sobrelavarla ni dejar que se acumulen residuos, ya que ambos extremos pueden reducir su vida útil.

¿Se puede llevar a un centro profesional?

Absolutamente. Aunque saber cómo lavar tu peluca oncológica en casa es muy útil, recomendamos llevarla a un centro especializado de vez en cuando. Allí, profesionales del cuidado capilar podrán aplicar tratamientos profundos, revisar el estado de la base, restaurar volumen y garantizar un mantenimiento óptimo.

Un servicio profesional también es ideal cuando la peluca empieza a perder brillo, se enreda más fácilmente o ha perdido su forma original. De esta manera, se puede prolongar su vida útil y mantenerla como nueva durante más tiempo.

Consejos adicionales para cuidar tu peluca oncológica

  • Guárdala bien: Usa un soporte cuando no la estés utilizando para que mantenga su forma.

  • Evita el calor: No uses planchas, rizadores ni secadores, salvo que la peluca esté diseñada para soportarlo.

  • Usa productos específicos: No apliques lacas o espumas convencionales; elige cosméticos diseñados para pelucas.

  • Protégela del sol: La exposición prolongada al sol puede deteriorar el color y las fibras.

Cuidar tu peluca oncológica es parte de tu autocuidado

Saber cómo lavar tu peluca oncológica te ayudará no solo a mantenerla impecable, sino también a sentirte más segura, cómoda y acompañada durante tu tratamiento. Es un pequeño acto de cuidado que tiene un gran impacto en tu día a día.

Y si necesitas ayuda personalizada, asesoramiento sobre productos o mantenimiento profesional, no dudes en consultarnos. Estamos para ayudarte en cada paso de este proceso, con la empatía y el respeto que mereces.